sábado, 8 de enero de 2011

Heroínas anónimas


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Twitter: @LeticiadelRocio

“La grandeza de una persona se puede manifestar en los grandes momentos,

pero se forma en los instantes cotidianos.”

Phillips Brooks

Ella es una mujer de aproximadamente cuarenta años. La vida le ha ayudado a desarrollar capacidades que han sido determinantes en su avance profesional. En su monedero nunca ha sobrado el dinero, pero siempre ha sido suficiente no sólo para los gastos propios de su casa, sino también para ayudar a cumplir los sueños de… ¿cuántas personas? Cuando creo saber con exactitud el número, me entero de alguien más que se ha visto favorecido o favorecida con su generosidad: por aquí una colegiatura, por allá la cita con un doctor; y la lista es larga. Una mujer que desinteresadamente ayuda a construir presentes y futuros.

Acá está otra mujer que, rebasados los cincuenta años, rebosa alegría y juventud en su mirada. Tanta energía eclipsa vivencias dolorosas que emanan por los poros de su piel, transformándose en sonrisas para quien se cruce en su camino. Con una fuerza y coraje dignos de un épico guerrero troyano, ha superado sus propias circunstancias sin mayor arma que el amor por la vida… amor que transmite en cada palabra, y que se diluye en las miradas lejanas que le regala al horizonte de sus recuerdos. Con una pasión sin límite ha enseñado letras, ideas, teorías y técnicas; y modestamente se presenta, simplemente, como maestra… Para mí, la gran maestra de mi vida.

Allá, una joven mujer de gran inteligencia y corazón, que supera los obstáculos con tenacidad y una permanente sonrisa; que está presente siempre, superando cualquier concepto de tiempo y espacio… Que no se rinde, que se reconstruye con alegría y se alimenta, paradójicamente, de su inagotable sed de conocimiento… Una mujer que me ha ayudado a entender el significado de la vida, y que con poca o mucha sutileza me ayuda a descubrir una ruta, un fallo y hasta un sueño.

Mujeres, todas, que tengo el honor de llevar en mi corazón como a mi amiga, mi madre, y mi hermana de vida.

No son las únicas, y desde luego, hay tantos ejemplos de heroínas como, seguramente, mujeres habitan este país. Voltea, abre los ojos de tu corazón; esa mujer, esa gran heroína, puede estar en este momento a tu lado, atendiendo las llamadas que recibes, haciendo la limpieza del lugar donde vives, informando las últimas noticias en la radio, colaborando contigo en el último proyecto…

La voz de esas mujeres se escucha en cada uno de nuestros pasos, su lucha diaria llena de colores nuestros días, y su imaginación sin límite edifica cimientos seguros en nuestro camino. Valora y respeta a la mujer que tienes a tu lado… lo que ella hace en este instante, hace la diferencia en tu día.