"La
vanidad hace siempre traición a
nuestra
prudencia y aún a nuestro interés."
Jacinto
Benavente
A
casi 6 años de su nacimiento, poco a poco, esta iniciativa ha ido cobrando
relevancia. En 2013, durante los 16 días de activismo, la Campaña Únete hizo un
llamado para “pintar el mundo de naranja” de formas creativas y visibles que
permitan una visión simbólica de un mundo libre de violencia contra mujeres y
niñas. Así, mes con mes, vemos en redes sociales que vienen aparejados hashtags con las temáticas
correspondientes, como la del mes de julio: “#OrangeUrWorld #OrangeDay Addressing Violence against women and girls in
the informal economy” (“#OrangeUrWorld #DíaNaranja Abordar la violencia
contra las mujeres y las niñas en la economía informal”).
Porque
cada mes del 2014, la campaña nos ha encarado frente a una problemática
distinta:
25 de junio: Violencia contra Mujeres y Niñas en el Deporte
25 de mayo: Participación del sector empresarial para poner
fin a la Violencia
25 de abril: Violencia sexual relacionada al conflicto
25 de marzo: Mutilación Genital Femenina
25 de febrero: Violencia como parte integrante de la nueva
agenda para el desarrollo
25 de enero: Acceso a la justicia para las sobrevivientes de
la violencia.
Así,
es de esperarse que al sumarse a la campaña se haga no sólo colocando un llamativo
banner a la entrada de un edificio público; distribuyendo folletos, pulseras y
similares donde se hace mención del #OrangeDay junto al nombre de nuestra
empresa o asociación; o vistiendo el día 25 una prenda naranja para subirla tan
pronto sea posible a redes sociales con el cada vez más popular hashtag, pidiendo un alto a la violencia
contra mujeres y niñas.
No,
no es nada más “pintarte de naranja”: se trata de sumergirte en el tema, saber
que desde tu posición y experiencia puedes hacer algo (y comunicarlo) para
impedir que el número de mujeres que a nivel global han sufrido violencia
física y/o sexual en contexto de relaciones de pareja disminuya del dramático
35% hasta desaparecer un día por completo; poner en marcha pensamientos y/o
acciones creativas para que las calles del mundo entero sean sitios seguros
para mujeres y niñas de toda nacionalidad, religión y edad; conocer los
alcances de nuestras legislaciones para poder exigir el acceso a la justicia de
toda mujer y niña; ver más allá de nuestras fronteras para ser conscientes de
que en el mundo, aproximadamente, 140 millones de niñas y mujeres han sufrido
la mutilación/ablación genital femenina…[1]
En
otras palabras: no basta presumir de un color naranja que en este contexto
exhibicionista se antoja tímido y pálido, sobre todo si viene acompañado de la
inacción e ignorancia de la aberrante violencia contra mujeres y niñas que acecha,
incluso, en el mundo virtual.
Si
queremos hacer una campaña personal de posicionamiento público, para fines
políticos o de cualquier otro tipo, o bien sugiero contactar con un/a
profesional que sugiera qué de bueno explotar de cada una y uno de nosotros, o
bien que por su cuenta cada quien redescubra y valore sus propios talentos y
virtudes para así explotarlos. Porque resulta inadmisible que, valiéndose de
una campaña que pone sobre la mesa una realidad que lacera a todas las
sociedades del mundo, busquemos la popularidad o, lo que me parece peor,
legitimar nuestro actuar, sin que se haga un aporte real a favor de las mujeres
y niñas y en contra de la violencia que día a día se vive en cada rincón del
globo terráqueo.