“Escribir
es realizar un desnudo público sin gozar de la intimidad que regala la
privacidad. Se expone el sentimiento –a veces- en su forma más bruta, dejando
que sean el pensamiento y juicio ajenos los que le den forma. Ahí quedan: los
deseos ocultos expuestos; los sueños perdidos descubiertos; pasados olvidados
como actores principales de una novela que termina apenas comienza…” Dignidad
para Llevar, segunda parte (Los errores también cuentan).
Exponer
frente a un rostro anónimo los más profundos sentimientos y las más tristes
decepciones se me antojaba, hace algunos años, un ejercicio temerario, similar
a intentar salir a la calle sin más prenda que mi propio cuerpo.
Y sin
embargo, lo hice; y al hacerlo, me acogieron brazos igualmente anónimos pero
singularmente cariñosos, y los rostros otrora desconocidos comenzaron a
adquirir identidad… ¡En cuántos de ellos he reconocido mis propias historias!
Y este
descubrimiento me ha confirmado que tan importante es atesorar nuestros logros,
como abrazar y aceptar con respeto y sin ligerezas nuestros errores. Sin ignorarlos,
y sin juzgarnos…