jueves, 19 de diciembre de 2013

Ni santas ni putas, simplemente mujeres


Contenido del programa 38 Rostros de la Trata

Descripción: Honor masculino, marca, mancha y estigma 
como principio de la violencia en contra de las mujeres.

Oscar Montiel, invitado del programa, presentó el desarrollo de estas ideas que, señala, surgen del trabajo realizado con proxeneta y el diagnóstico realizado con el CAM (“El ciclo vital de las mujeres en situación de prostitución y su relación con el proxenetismo”).

Fotografía: Alejandra Jaime
Las mujeres comparten una esencia, y el ciclo vital de todas es importante, donde lo que rige son los principios de poder: se deben diferenciar estructuras familiares, culturales y sociales que van construyendo a los hombres y a las mujeres, donde los hombres tienen el privilegio de controlar y las mujeres son subordinadas.

Oscar Montiel señala que el honor masculino es la protección hacia las mujeres; cuando no se pueden proteger, se mancha el honor masculino. Quienes siguen los cursos legítimos, son las buenas mujeres. Mala mujer es la amante, mujer desechable es la puta.

Para ‘casarse bien’, Oscar Montiel describe que el hombre busca a una mujer para que sea la madre de sus hijos: se busca proteger el honor masculino, donde el esperma es la marca de propiedad de los hombres hacia las mujeres; se trata de una construcción cultural, históricamente arraigada.

Indica que al seguir los rituales de: pedida de la mano, casarse, entrega de la hija por parte del padre al esposo, se busca proteger el honor. Señala Oscar Montiel que hay un elemento ritual muy importante: cuando se transmiten los derechos de propiedad del padre al esposo.

Al no seguirse estos pasos, se agrede al hombre porque se agrede al honor masculino, culpabilizándose a la madre por no haber cuidado el honor masculino del padre. Y en la culpabilización de la mujer están las trampas de la prevención, de la que se sirve el sistema proxeneta para sofisticar las formas de enganche.

Sororidad.
Oscar Montiel explicó que hay un concepto genérico que tiene qué ver con la solidaridad: dar sin recibir nada a cambio. El otro genérico es la reciprocidad, donde existe la implicación de dar y recibir. La sororidad combina estos dos conceptos generando la mismidad colectiva con las mujeres. Señala que Marcela Lagarde lo explica en términos de cómo las mujeres pueden hacer alianzas y no pactos, a diferencias de los hombres que hacen pactos (que tienen qué ver con cuestiones de poder).

Finalmente, y en palabras del invitado (tomadas del perfil personal de la red social Facebook): “La violencia sólo se ejerce cuando no hay un nivel de control vinculado al poder; la vía no está en combatir las violencias sino en des-estructurar los sistemas de poder que la generan; en las lógicas y los mecanismos de poder que tienen los hombres; los mecanismos de reproducción de poder, no de las violencias. Combatir las violencias son guiones preestablecidos por el poder para sofisticar sus mecanismos y hacer creer a las subalternas que están ganando algo.”