Contenido del programa 38 Rostros de la Trata
Descripción: Honor
masculino, marca, mancha y estigma
como principio de la violencia en contra de
las mujeres.
Oscar Montiel, invitado del programa,
presentó el desarrollo de estas ideas que, señala, surgen del trabajo realizado
con proxeneta y el diagnóstico realizado con el CAM (“El ciclo vital de las
mujeres en situación de prostitución y su relación con el proxenetismo”).
Fotografía: Alejandra Jaime |
Las mujeres comparten una esencia, y el ciclo
vital de todas es importante, donde lo que rige son los principios de poder: se
deben diferenciar estructuras familiares, culturales y sociales que van
construyendo a los hombres y a las mujeres, donde los hombres tienen el
privilegio de controlar y las mujeres son subordinadas.
Oscar Montiel señala que el honor masculino
es la protección hacia las mujeres; cuando no se pueden proteger, se mancha el
honor masculino. Quienes siguen los cursos legítimos, son las buenas mujeres.
Mala mujer es la amante, mujer desechable es la puta.
Para ‘casarse bien’, Oscar Montiel describe
que el hombre busca a una mujer para que sea la madre de sus hijos: se busca proteger el honor masculino, donde
el esperma es la marca de propiedad de los hombres hacia las mujeres; se trata
de una construcción cultural, históricamente arraigada.
Indica que al seguir los rituales de:
pedida de la mano, casarse, entrega de la hija por parte del padre al esposo,
se busca proteger el honor. Señala Oscar Montiel que hay un elemento ritual muy
importante: cuando se transmiten los derechos de propiedad del padre al esposo.
Al no seguirse estos pasos, se agrede al
hombre porque se agrede al honor masculino, culpabilizándose a la madre por no
haber cuidado el honor masculino del padre. Y en la culpabilización de la mujer
están las trampas de la prevención, de la que se sirve el sistema proxeneta
para sofisticar las formas de enganche.
Sororidad.
Oscar Montiel explicó que hay un concepto
genérico que tiene qué ver con la solidaridad: dar sin recibir nada a cambio.
El otro genérico es la reciprocidad, donde existe la implicación de dar y
recibir. La sororidad combina estos dos conceptos generando la mismidad
colectiva con las mujeres. Señala que Marcela Lagarde lo explica en términos de
cómo las mujeres pueden hacer alianzas y no pactos, a diferencias de los
hombres que hacen pactos (que tienen qué ver con cuestiones de poder).
Finalmente, y en palabras del invitado (tomadas del perfil personal de la
red social Facebook): “La violencia sólo se ejerce cuando no hay un nivel de
control vinculado al poder; la vía no está en combatir las violencias sino en
des-estructurar los sistemas de poder que la generan; en las lógicas y los
mecanismos de poder que tienen los hombres; los mecanismos de reproducción de
poder, no de las violencias. Combatir las violencias son guiones
preestablecidos por el poder para sofisticar sus mecanismos y hacer creer a las
subalternas que están ganando algo.”