martes, 31 de mayo de 2011

Buscando espacios


Gorda. Afeminado. Chaparra. Machorra... Son un ejemplo de las muchas connotaciones peyorativas con las que suele distinguirse a las personas que tienen características, físicas o no, que les distingue significativamente del resto.

Aunque al final del día esas características de ninguna manera son determinantes de sus valores, capacidades y habilidades, en el transcurso de la vida son estigmas que señalan -en forma negativa, su paso por esta vida.
Lo importante, creo yo, no es realizar una campaña donde se intente generar una conciencia de respeto a lo diferente, a quien es diferente a mí: lo importante es que seamos conscientes que todas y todos, sin importar raza, condición física o social, somos una obra única, irrepetible, absolutamente diferentes. Y cada quien, obedeciendo a nuestras circunstancias de vida personales, poseemos habilidades que nos distinguen aún más del resto. Es tan difícil apreciar y entender esto? Parece ser que sí.

Principalmente en los medios masivos de comunicación se ve con singular fuerza una promoción de estilos estereotipados, tanto en hombres como mujeres; y esos estilos son los que con insistencia se busca 'copiar' en las calles, en las aulas... Y lo diferente? Por qué no darle cabida a lo diferente? Por qué no generar espacios donde se respete toda esa diferencia que le da riqueza a nuestra vida? Espacios en la calle, en nuestra casa, en las escuelas; espacios donde se dé cabida a la libre expresión, sin temores al prejuicio... Espacios donde nos permitamos esa alegría de la primera infancia, donde un abrazo era tan sólo un abrazo...

Junto a mí se encuentra una mujer de edad indefinida, su mirada derrocha amor, de ese amor que transmite la gente de corazón noble... Quisiera toda una vida para poder escuchar la sabiduría de su silencio, ese silencio que habla a través de su sonrisa... A esta mujer quisiera yo verla en la portada de revistas mexicanas, y en los anuncios donde el gobierno federal insiste y se empeña en promover el turismo en México...

Quizá por ahí debiéramos empezar también: por pedirle a nuestro gobierno que respete y promueva nuestras singularidades.