lunes, 20 de junio de 2011

¿Éxito... o mera acumulación?


El diccionario de la Real Academia Española ha definido la palabra éxito como la ‘buena aceptación que tiene alguien o algo’. Hoy por hoy, esta palabra derivada del latín alcanza prácticamente todos los espacios de desarrollo individual: eres una persona de éxito si, además de contar con una vivienda y vehículo propios, se cuentan con los medios económicos suficientes para viajar al menos una vez al año, para mantener de manera ‘decorosa’ a una familia... porque, desde luego, una persona de éxito tiene una familia: esposa o esposo, además de tener descendencia. Ni hablar del desarrollo profesional: entre más alto sea el cargo que se ocupe dentro de una organización, mayor será el éxito...

Personalmente, coincido con la idea de que en algún punto del camino perdimos la perspectiva de esta palabra, o quizá, le dimos un uso demasiado extenso... o muy limitado, según el punto de vista desde el cual se parta para el análisis de la palabra en cuestión. Porque, de otra manera, podríamos caer en el error de considerar que la mayoría de la población en nuestro país no es exitosa: un alto porcentaje no posee vivienda o vehículo propios; el salario que la mayoría percibe es apenas suficiente para cubrir necesidades mínimas, las cuales desde luego no contemplan viaje alguno; y ese mismo porcentaje forma parte de lo que se denomina economía informal. Este equívoco excluye a padres y madres de familia que, dentro de sus restricciones económicas, prodigan besos, abrazos, cuentos y caricias sin límite alguno a sus hijas e hijos en cualquier hora del día, cualquier día del año; de igual manera, excluiría a quienes, sin mayor crédito que su confianza, han logrado compartir su esencia y trascender en una obra de arte magnífica, la cual puede ser un pastel de cumpleaños decorado con amor y esmero, o una excelsa pintura que se exhibe en un modesto pero alegre andador de una plaza. Y la lista sigue de manera interminable...

Por otro lado, esa materialización de la palabra éxito, en buena medida nos ha generado graves problemas como sociedad: se busca tener más, poseer más, a costa de lo que sea. Y así, como país, tenemos la nada honrosa mención de que un narcotraficante mexicano es considerado por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos como el narcotraficante más poderoso de todos los tiempos. ¿Debemos considerarlo como una persona exitosa? ¿Cuál es el mensaje que se envía a nuestras niñas y niños?

Es urgente que atendamos al buen uso de las palabras que utilizamos para definir tanto personas como situaciones: una persona que tiene un puesto importante dentro de una organización es, sencillamente, una persona con un puesto importante; una conducta delictiva es denigrante, no poderosa... “si (como afirma el griego en el Cratilo) el nombre es el arquetipo de la cosa en todas las letras de la palabra ‘rosa’ está la rosa y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'...” diría Jorge Luis Borges (El Golem).