miércoles, 13 de noviembre de 2013

Igualdad de Género: también es asunto de hombres


"La igualdad de género no se
trata de mujeres,
se trata de balancear la ecuación
entre hombres y mujeres".
Marjory Mumba (Zambia).
 
Con la asistencia de más de 170 participantes de 70 países, del 11 al 22 de noviembre se desarrolla la segunda Academia de Género en el Centro Internacional de Formación de la Organización Internacional del Trabajo, dirigida a profesionales del desarrollo de todo el mundo, con el objetivo de ofrecer un foro para el debate a través de una plataforma que facilita la revisión crítica de la situación global.

En apenas 3 días, el panorama que hemos recordado o conocido, según sea el nivel de experiencia y conocimiento en el tema, parece ser el mismo en, prácticamente, cualquier lugar: sin distinción del punto geográfico, las estadísticas que reportan la brecha salarial entre hombres y mujeres provocan indignación, y qué decir de las cifras y reportes de las experiencias de las mujeres en la migración o que viven (de manera temporal o permanente) en las fronteras de sus países. Y así, podemos continuar con un largo etcétera, donde las variables de acceso a la educación, salud y justicia adquieren dimensiones familiares: las dificultades que enfrentan las mujeres de la República del Gambia, son tristemente semejantes a aquellas con las que lidian las mujeres en Honduras y Ciudad Juárez; la desigualdad evidente que prevalece en algunos puntos de la República de Burundi, no dista mucho de la que viven, día a día, nuestras mujeres en Chiapas… y las afinidades se multiplican, cada una con su distinción particular, pero con muchos puntos comunes.

Y, avanzando en el análisis que se desarrolla no sólo en las aulas, sino en las mesas exteriores y jardines, tenemos claro que la desigualdad de género no es un asunto exclusivo de las comunidades rurales, y nos sobran ejemplos de lo que se esconde o se exhibe en las comunidades urbanas: jefes que prohíben a su personal asistir a talleres de sensibilización en perspectiva de género porque hay cosas mucho más importantes qué hacer; hombres que, aún viviendo en un país con un índice de violencia hacia las mujeres que de año en año incrementa, aseguran que ahí ningún problema de género tienen (“baste con ver la ley”, dicen algunos)…  Y entonces, en algún punto del estudio y la conversación, intramuros el primero, sobre el asfalto la segunda, se llega a la misma conclusión: Mientras no insistamos en incluir a más hombres en el análisis de la situación actual de la desigualdad de género que prevalece; mientras los hombres no asuman la responsabilidad que les corresponde en el equilibrio que pretende alcanzarse, ninguna ley ni acción afirmativa será suficiente para balancear esta ecuación... 

Y desde Kenia, se escucha una voz: necesitamos traer aquí a más hombres, necesitamos que participen más hombres en la construcción de lo que ustedes, mujeres, tienen tan claro… Sí, lo dijo un hombre. Y como él, afortunadamente, hay al menos uno en cada punto del planeta… No, ninguna estadística lo confirma: es mi fe la que lo asegura.