Me quedé, con los ojos
cerrados, frente a una ventana triste y silenciosa, que veía tu temporal
partida sin la solidaridad de mi mirada.
Y es que duele ver tu
figura, otrora gallarda y de andar decidido, hoy sigilosa, indecisa, dolorosa...
Pero todo es temporal, has dicho, y retomo tus palabras para repetirlas como
mantra, hora tras hora, minuto a minuto, mientras espero que el semáforo cambie
de color y cuando apresuro el paso para llegar a tiempo a mi cita.
Volteo la vista al pasado
y abrazo un recuerdo; no lo he olvidado, nunca podría... Y cuando mis ojos
regresan a mi presente, quisiera decirte a ti que por favor no te vayas, no
ahora, ojalá nunca...
Sin embargo, la vida pasa,
y se lleva entre sus manos mis sonrisas, las tuyas y las del pequeño ser que
habita en el futuro esperando ser llamado; la vida nos arrebata los momentos,
pero nos consuela con la idea de que, quizá. mañana habrán de repetirse.
Y así podría seguir
reflexionando, en esta noche cada vez menos larga, sobre las desafiantes
maneras que la vida tiene para recordarnos el breve instante que estaremos
aquí, una frente al otro, con apenas tiempo suficiente para decirnos, una vez
más, un te quiero...
Publicado por primera vez
en Mujeres Construyendo el 03 de marzo de 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario