lunes, 27 de agosto de 2012

El mundo como el lenguaje: ni asexual, ni masculino


Hay tantas realidades como puntos de vista”.

José Ortega y Gasset

En el marco del Día Internacional de la Mujer, un tema se abre paso con cabalgante fuerza: el uso de lenguaje no sexista. 

Quienes tenemos la convicción de que el genérico masculino invisibiliza a las mujeres y sus aportaciones a la sociedad, sin duda encontraremos un punto de coincidencia: es urgente la adaptación de la lengua a la realidad, incluyente, plural, donde la participación de las mujeres no sólo es significativa sino determinante en muchos ámbitos. 

Sin embargo, existe aún un considerable sector de la población que aboga por la inamovilidad de las reglas existentes en el uso del lenguaje, y que consideran los desdoblamientos (ciudadanos y ciudadanas, por ejemplo), como un recurso recargado; o que expresiones tales como ciudadanía, electorado o poblaciónresultan insuficientes o poco apropiadas, según el contexto. 

Bien es cierto que para que la comunicación sea exitosa, debemos observar la unidad idiomática, pero cierto es también que la lengua no debe atender a criterios fijos e inapelables: existen infinidad de recursos que permiten nombrar (y visualizar) lo masculino y lo femenino. 

Fotografía: Leticia del Rocío Hernández, Turín 2012
Se requiere, considero, no sólo de un esfuerzo constante para visibilizar a ambos géneros, sino también de creatividad para lograrlo. El hecho de que hace un par de décadas la expresión “nosotros somos una familia muy unida”, no sólo fuera entendida sino bien aceptada, no significa que no existan formas diferentes de manifestarlo, incluyendo a los hombres y las mujeres integrantes de esa familia. 

Las polémicas modificaciones realizadas por la Real Academia Española en 2010, atendieron, prácticamente, a una cuestión de usos y costumbres: como el común de los universitarios, a decir de Salvador Gutiérrez Ordóñez, no acentuaba la palabra guión, por ejemplo, se optó por que la lengua fuera coherente con los usos de los habitantes y las reglas gramaticales, y se determinó que el vocablo se dejara de acentuar.

Por tanto, así como la lucha porque el trabajo doméstico sea reconocido, y por lo tanto, incluido en las legislaciones laborales aún no termina, tenemos la asignatura pendiente de hacer del lenguaje incluyente una práctica común, que de tan cotidiana, logre vencer los criterios más rígidos que proponen el masculino genérico como la única opción válida en la comunicación. 

Reza el dicho que “la historia la escriben los vencedores, no los vencidos”; si hubiera sido escrita por las mujeres, seguramente la frase sería “la historia la escriben las vencedoras, no las vencidas”. Y de haber sido así, probablemente lo común fuera el femenino genérico... y no me cabe duda de que, en ese supuesto, hoy se escucharían distintas voces, solicitando la inclusión del género masculino para visualizarle. Porque una sociedad incluyente, para serlo, requiere de un lenguaje incluyente.

Publicado por primera vez en gurupolitico.com el 08 de marzo de 2012

No hay comentarios: