lunes, 27 de agosto de 2012

Urgente replanteamiento de los derechos políticos de las mujeres


“El problema de la mujer
 siempre ha sido un problema de hombres”
Simone de Beauvoir
Muchos años han transcurrido desde que Olympe de Gouges exigiera en 1791, en su Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, el voto femenino y la igualdad de derechos y deberes para la mujer y el hombre, reconociéndose internacionalmente hasta 1948, después de no pocas luchas, como un derecho humano fundamental.
Sin embargo, esa igualdad reconocida jurídicamente, por sí sola, de ninguna manera fue factor determinante para la participación activa de la mujer en la política, en razón de múltiples desventajas y discriminación sistemática hacia las mujeres: en 1995 el porcentaje global de mujeres en puestos parlamentarios era tan sólo de 11%. Por ello la implementación de las cuotas de género, como una medida internacional para hacer frente a ese desequilibrio. Y aun así, en 2010 se alcanzó apenas 19%; aquí cabe destacar el ejemplo de Cuba, país que no cuenta con el sistema de cuotas como medida afirmativa para promover la participación política de las mujeres, y ocupa el tercer lugar en el mundo, por encima de Estados Unidos de América, en el lugar 78.
El progreso, a nivel parlamentario, en la participación política de la mujer en México se debe, en gran medida, a la implementación del sistema de cuotas; no obstante, no se ha considerado como un punto de partida, sino como un límite: es la cuota a cubrir. Aquí cabe resaltar que para los próximos comicios Chiapas está en falta: el porcentaje femenino alcanza apenas 28.5%.
Fotografía: Leticia del Rocío Hernández, Turín 2012
En el contexto nacional, la participación activa de la mujer en las actividades parlamentarias es insuficiente. El municipio, base de división territorial y administrativa de los estados, es un espacio reservado, casi exclusivamente, para los hombres: el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal indica que hasta el mes de octubre de 2010, de los dos mil 440 municipios existentes, sólo 130 estaban encabezados por mujeres.
Si las mujeres representamos la mitad de la población, tenemos derecho a ocupar la mitad de los espacios de decisión. ¿Por qué no tenemos un mayor número de presidentas municipales, siendo esta figura política el contacto inmediato con la ciudadanía? Ciudadanía, por cierto, mayoritariamente femenina en nuestro país. La idea que subsiste respecto a los roles de género que deben jugarse en los espacios público y privado, ¿acaso nos está limitando para tener una mayor participación política?
Para apostar a una verdadera democracia, se requiere la unión de las diferentes experiencias, de hombres y mujeres; sólo así se atenderá equitativamente a los intereses y necesidades de toda la población, con la intervención equilibrada de ambos géneros en todos los ámbitos de la sociedad: en los espacios públicos y al interior de nuestras comunidades y nuestras familias.

Publicado por primera vez en el Periódico Excélsior el 08 de mayo de 2012

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